24.12.08

Al despertar




Al despertar,la collada del viento persistía.El mar cubría la playa de Marina Píccola,bajo y acompasado.Purita se remojaba la cabeza en el grifo y propuso que diésemos un paseo en el Fiat 500 que habiamos alquilado en el puerto..La casa asomaba a la cala que parecía algo apagada y triste,y el camino hacia el coche era pedregoso y peligroso. Limpié los cristales y bajamos al pueblo.Éste continuaba dormido,las casas de los veraneantes se alineaban cerradas y vacías.Una pareja de guardias pedaleaban delante de nosotros.Un kilometro mas allá de Vía Tiberio,paré el coche a la orilla de la cuneta y vimos a lo lejos a un joven con gorro y vestido de marinero que se dirigía en bicicleta a un bosquecillo de olivos. Sentada en la barra iba una muchacha morena con una rebeca azul. Al cabo de pocos segundos desaparecieron por un camino de herradura,como si la tierra se los hubiera tragado. -¿ Crees que son ellos? -dije
Quien sabe-respondió Purita- A lo mejor son amantes,nada más.

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Capri